Las migraciones en el mundo corresponden a la
escala de movimiento y desplazamiento humano más claramente representativo del
pulso actualizado del cambio o la transfiguración social. Ejercicio ensayado en
trayectorias múltiples al que podemos atribuir en todo caso la formación
emergente de nuevas territorialidades y repúblicas representativas de la
multiculturalidad a lo largo del mundo, lo cual puede considerase el trafico
intercultural más poderoso, representativo y amenazante para las estructuras económicas
y políticas de los sistemas gubernamentales que comprenden los países y sus
fronteras.
En este espacio de reflexión nos preguntaremos
por las formas de desplazamiento basadas principalmente en la condición del
exilio que derivan en la composición de procesos relacionados con las prácticas escénicas contemporáneas en base a la
experiencia de los acontecimientos que Teatro
para el fin del mundo ha indagado en función de su programa de investigación
"La escena violenta" Mediante este programa hemos tratado de
valorar la migración como un ejercicio político que establece coordenadas de
resistencia frente a acontecimientos de violencia y exterminio en relación al
concepto de comunidad in traffic establecido en contextos generalmente
integrados a una geografía política que los mantiene en lo que podría
considerarse un "No territorio" de comunidades anónimas "no
localizadas" Un espacio donde la no territorialidad se encuentra determinada
por el exilio que voluntaria o involuntariamente provoca la creación de una
nueva comunidad autónoma en sus características y en la implicación de su
contextualidad.
Nos preguntamos cómo estas comunidades dialogan participando de un exilio obligado, instaladas en un territorio de precariedad y régimen de la identidad entendida como perfil de nacionalidad. La nacionalidad es sacrificada y asimilada entonces como un estado de tránsito y no como una condición social. Las creaciones de estas comunidades emergentes integran un proceso de re significación a lo que podemos calificar como escala migratoria mundial.
Nos preguntamos cómo estas comunidades dialogan participando de un exilio obligado, instaladas en un territorio de precariedad y régimen de la identidad entendida como perfil de nacionalidad. La nacionalidad es sacrificada y asimilada entonces como un estado de tránsito y no como una condición social. Las creaciones de estas comunidades emergentes integran un proceso de re significación a lo que podemos calificar como escala migratoria mundial.
El exilio que comprende la realidad compleja de
estas sociedades se comunica entonces con otros lenguajes y estéticas más que
identidades forzadas. Se anulan los perfiles en la condición de clandestinidad
y anonimato a la que se encuentran expuestas. Un anonimato construido
generalmente por las condicionantes de la ilegalidad ejercida podrá darse entonces como
derecho a lo que ha venido representando el desafío a las fronteras políticas y
sociales que determinan los sistemas de estado frente a la posesión de su geografía.
Contrario a esto, la geografía de estas
sociedades se reinventa como testimonio claro de la protesta
dentro del exilio forzado. Tal como sucede con la desaparición, el exilio forzado
implica los escenarios de la renuncia a la pertenencia para la creación de una
geografía autónoma por su naturaleza misma de derecho adjudicado al
exilio. Esto seduce generalmente la creación de nuevas geografías,
lenguajes, sociedad y alternativas de transición como preservación. La
segregación ocupa por ejemplo un indicio de preservación autónoma dentro de la
creación y distribución de repúblicas sin gobiernos, ni gobernantes, ni
gobernados. Pero: ¿Cómo podemos formar un mapa de estas geografías, frente a su naturaleza de cambio continuo
como defensa y preservación? Mapas renovables cuya característica sea impedir
el fracaso de la precisión volviéndose en si mismo imprecisos, imperfectos y de ambulantes según el carácter que los compone.
Proponemos la creación de mapas aleatorios que
permitan calcular el pulso o medir la trayectoria errante de su territorio desde
el contexto de la ruptura. La creación política de migración= conflicto social,
provoca el nacimiento de un sistema claro de exterminio elevando los niveles de
marginación, violencia y xenofobia. Alterar esa percepción por medio de la práctica
escénica, en el contexto de la migración no documentada es un ejercicio de
negación también para la formulación del mapa, entendiendo el mapa como plano de
la estrategia y no como simple condición de ubicación considerando que migración se ha convertido en un rito de la
no pertenencia y renuncia promisoria al estado, considerando que la migración rompe mediante el
exilio la estructura del poder instaurada como organismo de control social y actualmente
evidenciado como fallido. Hablamos de mapas que construyan el principio de la migración como fractura política de
una sociedad frente a la necesidad de asilo.
¿Cómo construir entonces imaginarios en base a
la pertenencia al crimen y el totalitarismo? ¿Cómo construir cadenas solidarias
en base a los imaginarios que suspendan la continuación del rito perverso del
exterminio y la segregación a partir de las políticas públicas? La luz de la esperanza es hoy
para algunos países del mundo la renuncia como ciudadanos participes del mismo
sistema que les extermina y establece la validez de los periodos de estancia,
libertad y vida. Comunidades que han entendido que gritar justicia es una
exigencia inevitable para ellos mismos.
Se colapsan las geografías, y los modelos económicos
convalecen en la escala del rating que dicta el poder. Nuestra imaginación es
hoy piedra de realidad para la construcción de nuevas comunidades autónomas al
poder parecidas nunca antes a ningunas otras. El hogar se vuelve patria. Los cuerpos se vuelven patria, pero a la vez
patria prohibida lo cual implica una lucha verdadera por obtener esa no ciudadanía.
La paranoia sistémica, es puerta de acceso y fuga para millones refugiados en la unión Europa que se han exiliado de su patria, hasta el contexto de la no gobernabilidad que han revertido el proceso que dicta la guerra al asesino y formula otra verdad elocuente al asesinado.
“Nosotros los
asesinados, vamos haciéndonos nuestro propio país desde el exilio asegurando
la vida de nuevos exilios observados desde la migración forzada y
los derechos humanos hacia el desplazamiento” Esa es la frase que se lee en la
actual crisis migratoria en Europa. El migrante
lleva su cuerpo como hogar y sustento. La concepción del cuerpo como territorio
adquiere entonces un alcance mayor al tratarse de un ejercicio de pertenencia y
sobrevivencia, donde se lee: mi cuerpo es mi casa, mi patria, mi país.
Mi cuerpo es un territorio libre de exclusión.
Es una república de creación emergente y lo que suceda con el cuerpo, asociado
como país, en el otro se verá reflejado. El cuerpo como espacio de conflicto y negociación del
placer o la paz, pero sin bandera, como se ha comprobado con la gran maquinaria de desplazamiento que construyen países como Grecia y Turquía, que sigue siendo insuficiente para la gran maquinaria de
desplazamiento forzado hacia sus repúblicas, cuyo engranaje principal son los cuerpos de millones de refugiados.
En ese sentido no tendríamos por que que asumir la migración como una
consecuencia o como un fenómeno novedoso ahora por las grandes movilizaciones en
el mundo. La migración es ante todo una condición natural al hombre. Existe
tanto existe el hombre y el destino negado del hombre, como territorio de
búsqueda. Habría que reconocer que hasta ahora la movilización a representado la sobrepoblación también
de los lenguajes estéticos generados en función de su condición proscrita.
Habría también que considerar la condición degradada
del movimiento migratorio vuelto estética delincuencial frente a los
aparatos de exterminio que los sistemas han creado para concebir su propia
segregación, su propia migración, sus propios enemigos. Los mismos que son diseñados para saber como vencer, los que quieren
ser vencidos y reformados, los mismos que ellos pueden vencer a partir de la domesticación y el control sistemático represivo llamado sistema de educación y empleo. De integración comunitaria.
Esta migración generalmente no tiene nombre, se ve integrada
de personas sin nombre, personas que no solo tienen un destino, sino que el
destino cualquiera que este sea se encuentra negado como estado de recesión
humana. No existirá pues como destino, existirá como una modificación del
destino que ellos quieren que la migración viva. Ahora bien podemos considerar
el exilio como la regresión al derecho autónomo del destino, a consecuencia de que no
existe derecho alguno en el contexto de la migración indocumentada más que el
anonimato del exilio, a consecuencia de que no existen nombres ni rostros ni maneras de posibilitar
una identidad. Que no existe la identidad y de este modo vendrán otras
comunidades migrantes con nula visibilidad ante ello. Generaciones que seguirán sin tener
derecho al destino como la expedición de un pasaporte, generaciones que no tendrán
derecho a un destino por verse anuladas desde su origen mismo. En otras palabras,
no existe la procedencia como origen o el destino como finalidad, todo se
encuentra compuesto por trayectorias intermedias, bifurcadas en la extensión
territorial del accidente.
El exilio se encuentra representado también por
cierta ritualidad que se compone principalmente de condicionamientos políticos
en la generación de nacionalidades alternas accidentadas: La presencia de lo perdido, el
territorio de lo proscrito, el anonimato de la persona con nombre y firma. El
exilio convive entonces como factor de cambio en el paisaje de lo prohibido indagando así otras posibles, futuras y complejas realidades habitadas en la posguerra. Realidades que habría que
decirlo, son susceptibles también a ser traicionadas.
Hemos valorado la condición del exilio por medio de los éxodos masivos que corresponden principalmente a consecuencias de desastres específicos identificados todos en diferentes territorios del mapa y diferentes temporalidades: El desastre natural de Japón del año 2011. El desastre radioactivo del reactor nuclear número 4 en Chernóbil en 1986. El desastre económico y social de las guerras implementadas en oriente medio provocando así el exilio de miles de refugiados hacía los países de Europa central. Tres aproximaciones que ofrecen perspectivas distintas y a la vez entrecruzamientos significativos que hemos tratado de abordar por programas de investigación a partir de lo sonoro, la composición de objetos como testimonio de una crónica no regulada de la memoria asumida en la naturaleza de su política.
Hemos valorado la condición del exilio por medio de los éxodos masivos que corresponden principalmente a consecuencias de desastres específicos identificados todos en diferentes territorios del mapa y diferentes temporalidades: El desastre natural de Japón del año 2011. El desastre radioactivo del reactor nuclear número 4 en Chernóbil en 1986. El desastre económico y social de las guerras implementadas en oriente medio provocando así el exilio de miles de refugiados hacía los países de Europa central. Tres aproximaciones que ofrecen perspectivas distintas y a la vez entrecruzamientos significativos que hemos tratado de abordar por programas de investigación a partir de lo sonoro, la composición de objetos como testimonio de una crónica no regulada de la memoria asumida en la naturaleza de su política.
Un propósito que nos ha llevado a la alteración de las dimensiones y/o proporciones establecidas en relación a procesos migratorios que han arrojado lenguajes y expresiones escénicas que ayudan a la creación de nuevas experiencias metodológicas en relación a lo que podemos establecer como puntos de localización
inestable. Suponemos desde la física misma que un cuerpo obedece a un punto de
origen, una trayectoria y un destino como punto intermedio o final, inicio de
la trayectoria y consecuencia de la misma. Sin embargo, más allá de la condición que
sujeta estos polos nos ha interesado abordar las trayectorias, como fenómenos
que se construyen de manera física en el espacio. La implicación del camino o su
trayectoria en la superficie es la posibilidad de estar no localizados. De
generar una presencia viva en el movimiento, un estar aquí de manera
permanente, pero en tránsito considerando así el cuerpo como mapa de
alteraciones por donde atraviesan los instintos de un próximo destino. Dentro
de este mapa de geografía corporal el deseo ocupa una estructura compleja de
asimilar.
Dentro de estás geografías existe un deseo no localizable entre el antes y el después. Existe un avanzar y un retroceder, es decir una cuestión de espacialidad. Una tendencia asimilable en el concepto de aproximación o lejanía hacia el sitio de destino.
En el particular caso de comunidades exiliadas a consecuencia de desastres naturales, la trayectoria existe, aunque se mantengan en un solo sitio también en condición de refugiados. Es uno de los trayectos más dolorosos en la historia de los desplazamientos, de las evacuaciones humanas. Su trayectoria a diferencia del resto no se ve en la necesidad de ensayarse en repetidas ocasiones como el caso de los migrantes centro americanos en tránsito por México, ni tener una extensión a través de las fronteras de otras naciones como el caso de los refugiados en Europa.
En el particular caso de comunidades exiliadas a consecuencia de desastres naturales, la trayectoria existe, aunque se mantengan en un solo sitio también en condición de refugiados. Es uno de los trayectos más dolorosos en la historia de los desplazamientos, de las evacuaciones humanas. Su trayectoria a diferencia del resto no se ve en la necesidad de ensayarse en repetidas ocasiones como el caso de los migrantes centro americanos en tránsito por México, ni tener una extensión a través de las fronteras de otras naciones como el caso de los refugiados en Europa.
La extensión de su trayecto se compone de pocos
kilómetros a sitios donde son recibidos a consecuencia principalmente del exterminio del hogar como espacio de vida. Este corto trayecto de su
desplazamiento, ese desplazamiento forzado altera percepciones al grado de naturalizarse en crisis significativa de la memoria también negada. Este fenómeno
integra otra posible vida en la restitución de un pasado ahora no pertenecido.
ANGEL
HERNANDEZ